lunes, 8 de septiembre de 2008

Una noche

Cruzó la puerta sin hacer ruido. Se deshizo de los zapatos y de puntillas recorrió el pasillo hasta su habitación. La oscuridad lo cubría todo y no era capaz de ver más allá de ese manto negro. Él dormía en la cama, ajeno a la silueta que se dibujaba en el marco de la puerta. Silencio. Al poco rato los ojos se acostumbraron a la oscuridad y pudo recorrer, sin miedo a tropezar, el espacio que había entre la puerta y él. A los pies de la cama empezó a desnudarse; despacio, con cuidado, dejando la ropa bien doblada a medida que se desprendía de ella. Cuando estuvo totalmente desnuda se deslizó con sigilo bajo el edredón y se abrazó ávidamente al cuerpo caliente que seguía durmiendo.Absorvió su calor, recorrió su pecho con la yema de los dedos y tras un beso en el cuello le susurró: ya estoy aquí, te echaba de menos. Luego, se durmió

No hay comentarios: