De noche el sudor me invade
Los ojos abiertos, el aire viciado,
el hueco en mi cama y mis manos
buscan,
recorren,
asaltan mi cuerpo
Te buscan en cada rincón,
siguiendo los pasos que un día
tus yemas dibujaron.
Pobres, qué ingenuas,
qué torpes sin tus besos,
sin el camino mojado
de tu saliva.
Sólo les queda el intento
Pobres, qué ingenuas
Grito ahogado
Piel mojada
La almohada no me regala
ni aromas ni susurros
lunes, 8 de septiembre de 2008
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