
Como cuando la tormenta cae sobre la ciudad, como cuando las nubes cubren el cielo amenazantes, abrumadoras, implacables. Así se sentía ella por dentro. Como si una lluvia incesante golpeara, retumbando, dentro de su cabeza. No podía soñar, ni pensar, ni siquiera podía escuchar nada de lo que la rodeaba. Estaba aislada bajo la tormenta y los rayos se estrellaban en sus ojos y los truenos eran el latido de su corazón. No podía oir nada, ¿o es que no había nada que oir?
No hay comentarios:
Publicar un comentario