lunes, 8 de septiembre de 2008


Cuántas horas habría pasado tumbada en la parte trasera del coche de su padre leyendo, devorando un libro tras otro, metiéndose en la piel de cada protagonista, viviendo con ellos aventuras y desventuras. Viajaban continuamente y, por necesidad, se había creado un mundo a medida en el que se sentía tan segura que ya nunca volvería a salir de allí. Nunca, y eso, no le importaba lo más mínimo.


Ilustración: Meritxell Ribas

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