Quisiera que un silencio
ese eterno y fugaz
ese que viaja entre tu oido y el mío
sirviera para abrazar
acariciar, alimentar
nuestras vidas
Que una lágrima
o una sonrisa
no sean más que comodines flotador
que nos mantengan
en la superficie
alerta y dispuestos
para amarnos. Siempre
lunes, 8 de septiembre de 2008
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